Las prendas electroestáticas se diseñan por una parte con el objetivo de proteger al usuario y por otra, con la función de proteger los productos. El cuerpo humano es un productor de micropartículas que puede dañar productos con un alto valor añadido y a su vez es conductor, es decir, tiene una resistividad baja, por conducción o por inducción si está aislado a tierra. Esto puede provocar descargas de chispas y daños directos a los trabajadores.
Para trabajos dónde existe riesgo de recibir descargas incendiarias provocadas por la electricidad estática, la ropa de protección debe estar certificada bajo la norma UNE-EN 1149-5:2015 que especifica los requisitos de los materiales y el diseño de la ropa destinada a la disipación electrostática.
El vestuario de protección en esos casos debe usarse como parte de un conjunto completo puesto a tierra. Se advierte que estos requisitos pueden no ser suficientes en atmosferas inflamables enriquecidas en oxígeno y que esta norma europea no es aplicable para la protección contra la tensión de red. Son prendas de categoría II.
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